miércoles, marzo 25

Ayer escuchó un ruido extraño en la pieza de al lado. Vive en una pensión llena de gente bizarra, así que en realidad no le importó.
Se recostó en su cama y contempló con desprecio esa sucia pieza que se limitaba a servirle de refugio para dormir. Sólo había una cama, un enchufe en la pared y una ampolleta en el techo. Ni siquiera una ventana. Había olor a humedad, el cielo raso estaba manchado horriblemente al igual que la vieja madera que crujía bajo sus pies. También había una silla donde estaba amontonada la ropa sucia. Al lado de la silla había una mochila y debajo de la cama, una maleta. Nada más.
No pertenecía a nada, a nadie, a ningún lugar. Nadie lo extrañaba y él no extrañaba a nadie. En pocas palabras, no era nada.
Permanecía todos los días muchas horas recostado ahí sin que nadie supiera o le importara. Nunca comía mucho, sólo lo necesario para no morir de hambre. Tampoco se puede hablar bien de la higiene de este cadáver ambulante. Y no le importaba, para nada.
Dejando de lado esa descripción desagradable, les explicaré por qué he llegado a conocer a este proyecto de ser humano.
Hace días que vivo en la azotea de este triste edificio sin que nadie se entere. Ahí me escondo a ver quienes vienen y van por aquí.
Siempre hay gente nueva. Siempre llegan y se van. En un principio eran únicamente vagos quienes llegaban aquí. Luego fueron estudiantes y viajeros de paso.
Un día, ensimismado como estaba en mis pensamientos, me di cuenta de la existencia de esta especia de muerto viviente olvidado, o mejor dicho, omitido por la sociedad. Y me interesé en él.
¿Qué hace? ¿Por qué es así? ¿Quién es? Y me demoré un rato en darme cuenta que ese individuo en realidad no es nada.
Pero, a pesar de ser la encarnación misma de la nada, es. Y es algo muy extraño. Es un montón de piel y huesos moribundos que sólo se limitan a ocupar un lugar en el mundo.
Aun me pregunto, ¿Cómo es posible que haya permitido el nacimiento de tal lastimero ser? Realmente es una pena. Tampoco puedo dejar de pensar en si seré o no el único que sabe de su existencia.
¿Cuál será su objetivo de vida? ¿Vive? ¿O será que sólo se deja existir sin más? ¿Qué siente por él mismo?
No puedo asimilar o entender a ese ser.
Volviendo al tema, él se recostó en su mugrienta cama y vació su mente.
Era deprimente verlo ahí. Su piel tenía un tono amarillento y opaco, ceniciento, y se pegaba a sus huesos macabramente. El pelo grasoso y desaliñado le caía sobre los ojos cerrados.
¿Qué propósito de existencia tiene su ser?
Lo observé durante un largo rato. Su único signo vital era el subir y bajar de su pecho, la contracción y expansión de sus sucias costillas, marcadas cadavéricamente.
Estaba desnudo, y era una imagen realmente perturbadora, incluso para mi que lo he visto todo.
Advirtió mi presencia, yo lo se. Sabe que lo vengo a buscar. Y no le importa. ¡Qué ser más desagradable!
Me oculté aun más entre las sombras e intenté que se olvidara de mi. Pero quien me advierte no me olvida.
Me acerqué a él y comencé a preguntarle banalidades, pero no me respondió. Así que la furia demoníaca de mi interior lo aplastó como la sucia cucaracha que era.
Nadie me ignora, punto. Tomé forma y me fui, quería ir a pasear.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

joselaiis, ahora si te puedo posteear!! =D
Hace tiempo que no escribias historias, fui la primeraa en leerla, y me gusto harto!
la vas a continuar o la vai a dejar cm cuento corto?
lo que pusiste de satan, supongo qe te referias a satanas, yo cacho qe tmb se creo para justificar las cosas "malas" que hacemos, onda para que no pesee tanto la conciencia! :D
Fue rico hd, nos acordamos de hartas cosaas... chananaa
en bolee que te quiero(L)
PD: empieza a pensar cm conectamos a platón con nietzsche (H)

Ale Ceballos*

Leonardo Nunes Ricucci dijo...

Interesante la continuidad de esto