martes, noviembre 1

No soy el primero que se plantea esta teoría.
Dios no tiene idea de nada. Como quien chorrea un lienzo con pintura, Él puso unas cosas por aquí, otras por allá... y veamos qué pasa.
Y todos sabemos qué pasó. El Big Bang, o cómo quiera llamarlo cada cual en su cultura. Y el resto es historia, literalmente.
¿Y acaso Dios supo qué hacer cuando las lagartijas salieron del agua y empezaron a volar, o cuando Da Vinci hizo su primera máquina, o cuando Degas manoseó a su primera modelo, o cuando Hiroshima se convirtió en una mancha?
No recuerdo un solo día en que no viniera a mi hecho un mar de preguntas pidiendo ayuda, ideas, consejos o incluso sugerencias. Y no es como que yo sepa mucho más que él, es decir, soy su creación como todo lo demás, pero al menos asumí una responsabilidad que Él nunca quiso tomar.
Dispuso todo de la forma más adecuada para que las cosas se efectuaran sin su intervención. Pero nada más el hombre dio el primer paso se sintió abrumado hasta ya no poder más, y tuve que ponerme los pantalones.
De la misma forma en que el jefe de hogar toma su maletín y se va al trabajo, todos los días yo me asomaba a dar una vuelta, ver como iban las cosas y mover un par de cables cuando fuera necesario. A veces sólo me limitaba a tomar forma (las primeras veces fue una forma más simiesca) y deambular por ahí. Robé, maté, violé, amé, trabajé, prediqué, oré, fundé, inventé, sugerí y goberné hasta que la sociedad se pudo sustentar sola.
Y Él miraba. A veces opinaba sobre mi crueldad, o mi falta de criterio. Y entonces le decía "¿quieres bajar y hacerlo tú?", y su mirada se ensombrecía llena de pavor e histeria.
Dentro de mi, estoy seguro que no soporta verme manipular su show divino. Pero también se que no tiene las agallas para impedírmelo.
Y se que está esperando ver que pasa, a qué va la humanidad, hacia qué evoluciona. Quiere lograr ver aunque sea un mínimo atisbo de verdad sobre su procedencia.
A veces siento pena. Cuando, sentados frente al fuego y con una taza de coñac en la mano me mira con ojos soñadores como esperando ver aparecer en mi frente la respuesta que ha buscado desde antes que el tiempo existiera.

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